Dos hombres y un destino (Butch Cassidy
and the Sundance Kid)
Estados Unidos, 1969
Director: George Roy Hill
Guión: William Goldman
Fotografía: Conrad L. Hall
Música: Burt Bacharach
Intérpretes:
Paul Newman (Butch Cassidy)
Robert Redford (The Sundance Kid)
Katharine Ross (Etta Place )
Strother Martin (Percy Garris)
Henry Jones (Bike Salesman)
Jeff Corey (Sheriff Bledsoe)
George Furth (Woodcock)
Cloris Leachman (Agnes)
Ted Cassidy (Harvey Logan)
Kenneth Mars (Marshall )
SINOPSIS: Wyoming, 1890-1900. Butch Cassidy
y Sundance Kid son dos amigos que forman
parte de Hole in the Wall, una banda dedicada
a asaltar trenes y atracar bancos. Tras disolver la banda, una joven maestra de
Denver llamada Etta se les unirá y los tres románticos forajidos huirán a Nueva York. Perseguidos incansablemente
por agentes de la Pinkerton y diversos
cazarrecompensas, Butch, Sundance y Etta llegarán hasta Bolivia.
“Dos
hombres y un destino” no es, precisamente, uno de mis westerns preferidos. Y no lo es porque no acostumbran a gustarme
demasiado los westerns con un
componente cómico relevante como tampoco las pelis rodadas para el lucimiento
personal de sus protagonistas; en este caso, dos guaperas de la época (a la vez que extraordinarios actores, por
supuesto) como Paul Newman y Robert Redford. Dos actores que cuatro
años más tarde volverían a coincidir en la superior “El golpe”, también dirigida por George Roy Hill.
Aún así, me gustan ciertas cosas puntuales
de “Dos hombres y un destino”. Y no, no me refiero únicamente al célebre y
cacareado Raindrops keeps fallin' on my
head de Burt Bacharach. Me
refiero —por ejemplo— a la incuestionable química entre sus dos astros, a la
intermitente presencia de la guapísima Katharine
Ross, a sus ingeniosos diálogos, a la portentosa fotografía de Conrad L. Hall (“Los profesionales”, “La
leyenda del indomable”, “Camino a la
perdición”…) y, sobre todo, a un par de escenas muy bien rodadas y, por qué
no admitirlo, míticas: la de su famoso plano fijo final en sepia y, naturalmente, la que hoy motiva este spoiler. La del salto al vacío de Butch Cassidy (Paul Newman)
y Sundance Kid (Robert Redford).
Recordemos que gran parte de la película
relata la porfiada persecución de Butch Cassidy y Sundance Kid por parte de
agentes de la Pinkerton (contratados
por la Union Pacific , compañía
ferroviaria víctima de los continuos asaltos de Hole in the Wall, la banda de Butch & Sundance) y que esta
escena no hace más que reflejar uno de esos episodios. Lo mejor del asunto es
que —en un momento dado— los agentes de la Pinkerton consiguen acorralar a Butch y a
Sundance en un callejón sin salida. Concretamente, al borde de un precipicio
que va a dar al lecho de un río. En dicho momento
límite, pues, transcurre la escena del spoiler
de hoy. Y pese a que se trata de un momento teóricamente dramático, el diálogo
que reproduzco a continuación os constatará que lo que impera en esta
emocionante secuencia es complicidad, feeling,
amistad y, sobre todo, mucho sentido del humor. Así pues, sin más, os dejo con
este magnífico diálogo entre Butch y Sundance escrito por el gran William Goldman, autor de “La princesa prometida” y guionista de
películas como “Todos los hombres del
presidente”, “Marathon Man” o “Poder absoluto” entre muchas otras. Como
veréis, una auténtica gozada.
Butch: “No podemos luchar. Y si nos entregamos, nos
mandarán a la cárcel”
Sundance: “Yo ya he estado en ella”
Butch: “Si luchamos pueden continuar donde están y
matarnos de hambre. O bien ocupar posiciones y matarnos a tiros. O provocar un
desprendimiento de rocas… ¿Qué más pueden hacer?”
Sundance: “Pueden rendirse. Pero no cuento
con ello”
Butch: “Ahora ocupan posiciones”
Sundance: “Hay que prepararse”
Butch: “Kid, si en otra ocasión te digo ¿Por qué no
vamos a Bolivia? ¡Debemos ir a Bolivia!”
Sundance: “En otra ocasión… ¿Listo?”
Butch: “No, vamos a saltar”
Sundance: “¡Ni pensarlo!”
Butch: “¡No nos pasará nada! Si hay bastante
profundidad no nos haremos daño. Nunca podrán seguirnos”
Sundance: “¿Cómo lo sabes?”
Butch: “¿Darías tú un salto así si no tuvieras que
hacerlo?”
Sundance: “Tengo que hacerlo y no lo doy”
Butch: “Pues hay que saltar o estamos perdidos. Y
ellos tendrán que volverse por dónde han venido ¡Vamos!”
Sundance: “Un buen disparo es lo único que
necesito”
Butch: “¡Vamos!”
Sundance: “¡No! ¡Déjame solo!”
Butch: “¿Por qué?”
Sundance: “¡Quiero luchar contra ellos!”
Butch: “¡Nos matarán!”
Sundance: “Tal vez…”
Butch: “¿Quieres suicidarte?”
Sundance: “¿Y tú?”
Butch: “De acuerdo. Saltaré el primero…”
Sundance: “No”
Butch: “Entonces hazlo tu…”
Sundance: “Te he dicho que no…”
Butch: “¿Qué te pasa, muchacho?”
Sundance: “¡Que no sé nadar!”
Butch: “Jajajajajaja ¡Eres un iluso! ¡No creo que
salgamos con vida!”
Sundance – Butch: “¡Oooooooooooooh!”
Como datos anecdóticos añadir que este no
fue el primer salto de estas
características (creo haber leído por ahí que “Gunga Din”, rodada en 1939 por George Stevens, ya poseía uno de similar), que pese a que Paul
Newman y Robert Redford dieron realmente el salto cayeron —acto seguido— a un
colchón situado dos metros más abajo y que los amantes de las localizaciones que
quieran ver con sus propios ojos esos impresionantes parajes solo tienen que
dirigirse al Cañón del río Ánimas (Anime
River Canyon, Colorado).
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